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Foto del escritorClaudia Sasmay O

"¿ES POSIBLE SUFRIR APEGO AL DOLOR?"

El dolor puede ser físico o emocional, o ambas cosas a la vez. Cuando sentimos dolor nos hacemos muchas preguntas como:

  • ¿Por qué yo?

  • ​¿Por qué me sucede esto?

  • ​¿Estoy condenado a pasar el resto de mi vida con este dolor?

  • ¿Y si tengo una enfermedad grave?

  • ¿Podré perdonar a la persona causante de mi dolor?

Por siglos, nuestros antepasados vivieron en la creencia que todas las enfermedades y curaciones venían de los dioses. “El dolor entonces, ocupó su lugar entre las señales de significado oculto, generalmente un castigo de los dioses”

Cada sociedad, cada cultura, cada familia, le asigna un significado y tiene una forma particular de reaccionar frente a él. Por lo tanto, el dolor, además de ser un hecho biológico, está también impregnado de un significado social y religioso. Por lo cual mantiene asociadas creencias, y muchas de ellas son limitantes.


Muchas veces la enfermedad nos sirve para no atravesar un momento de cambio, para no desarrollar nuestras potencialidades, por miedo a lo nuevo, a la opinión de otros, miedo a no estar cómodo desde la sanación. Hay veces que el dolor nos sirve para atraer resultados concretos: atención de otros, contención, llenar un vacío interior, sentirnos valiosos, etc. Y cuando esto pasa, finalmente nos volvemos dependientes del dolor, nos apegamos a esa sensación.

La inclinación a vincularnos con nuestras heridas, en lugar de dejarlas atrás, hace que experimentemos constantemente la sensación de no ser dignos.

«Tu biografía se convierte en tu biología».

Al aferrarte a los traumas anteriores de tu vida, impactas literalmente sobre las células de tu cuerpo.

El dolor es biológico, el sufrimiento es opcional.

¿Vale la pena seguir atados al dolor entonces? ¿Has pensado que las recompensas de soltar y dejar atrás, sin duda son mayores que aferrarse al dolor?

"Cuando mueren los apegos, nace la libertad".




Claudia Sasmay Oliver

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